Rated: Todos los públicos
Personajes: Aioria de Leo, Milo de Escorpión, Mu de Aries, Shaka de Virgo, Shion de Aries
Pareja Principal: Shaka x Mu
Advertencias: Muerte de un personaje
Capítulo: 1
Terminado: Sí
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Era noche de brujas y como cada año, Shaka y sus amigos asistían a la gran celebración de Halloween que se organizaba en el antro más exclusivo de la ciudad.
Sólo los clientes distinguidos eran invitados al evento y la única condición para poder entrar era presentarse disfrazado.
La música sonaba a todo volumen, la fiesta estaba en su apogeo. En una de las mesas cercanas a la pista de baile y con vista a la barra, Shaka trataba de seguir a gritos la conversación que sostenía con sus amigos Aioria y Milo.
- ¿¡Como es posible que no vengas con pareja hoy?!
- ¡Aioria, no necesito estar acompañado para divertirme, prefiero estar sólo a invitar a alguien solo porque si!
- No querrás decir que intentaste invitar a alguien y te batearon olímpicamente, ¿o si? – dijo Milo en tono burlón.
Haciendo gala de paciencia ante el tonito de su amigo, Shaka se quitó el sombrero que complementaba su disfraz de gangster de los años 20’s, y se pasó una mano por su largo cabello rubio, el cual llevaba atado a su espalda en una coleta. No respondió.
-Anda dinos la verdad, porque si quieres te consigo pareja en este momento…
-¡No necesito que me consigas nada, Milo, déjame en paz!
-Uy que carácter Shakita, con razón nadie quiso venir contigo, jajajaja.- Milo seguía molestando y esta vez Aioria no pudo reprimir una risilla.
El rubio entornó su azules ojos y fulminó a sus amigos con la mirada, era demasiado. No se quedaría allí sentado aguantando las sandeces de ese par, se levantó y sin decir nada, se encaminó hacia la barra, atravesando el mar de gente que bailaba en la pista.
Llegó a la barra y pidió un vodka con jugo de arándanos, pensando en todo y en nada, bebía con calma del vaso que el bar tender le había puesto enfrente.
El rubio se quedó impactado con el ser angelical que lo miraba. Era un joven de cabellos lila, delicados rasgos y una piel blanca como de porcelana, sus enorme ojos verdes complementaban perfectamente la armonía de su rostro. Era imposible que existiera alguien tan hermoso y que emanara de él un aura de completa inocencia.
Antes de que pudiera darse cuenta de lo que hacía, Shaka caminaba, aproximándose al joven despacio y sin dejar de mirarlo ni por un segundo. Al llegar junto a él, tuvo que hacer un gran esfuerzo para hablar.
-¿Hola, me llamo Shaka, estás… sólo? ¿Puedo acompañarte?
-Claro, siéntate, mucho gusto Shaka, soy Mu – dijo el pelilila sonriéndole.
- Bonito disfraz, te va muy bien, aunque tus ojos azules son demasiado puros para ser los un gangster.
-Si bueno, - rió un poco - no te fíes de las apariencia puedo llegar a ser terrible y muy difícil. ¿Y en donde está tu disfraz?Se supone que no dejarían entrar a nadie que no estuviera disfrazado.
Mu se encogió de hombros y cierto grado de confusión se reflejo en su ojos, sin saber que responder, miró al piso. El rubio no pudo resistirse a tomar el rostro del joven por la barbilla y suavemente hacer que lo mirara de frente.
-Hey, tranquilo Mu, no lo dije para hacerte sentir mal. Es más, que bueno que no traes disfraz, así puedo verte tal cual eres.
La sonrisa en el rostro de Mu regresó al instante, y ambos jóvenes siguieron charlando durante largo rato y su confianza llegó a tal grado, que parecía que se conocieran desde hacía años. Luego, juntos se dirigieron a la pista de baile en donde Shaka le presentó a sus amigos.
Shaka se sentía cada vez más atraído por el pelilla, hacía tiempo que no se sentía así con nadie, pensaba que tal vez, por fin había encontrado a alguien especial con quien iniciar una relación formal.
Bailaron y convivieron los 4 jóvenes durante horas, hasta que llegó el momento de partir, el lugar estaba a punto de cerrar.
-No se cómo llegaste aquí, pero no dejaré que te vayas sólo en taxi, así que yo te llevaré a tu casa. - Mu solo sonrió como respuesta.
Despidiéndose de Milo y Aioria con la promesa de verse por la tarde, Shaka se fue en su auto, con Mu sentado a su lado.
-¿Tienes frío?
-Si, algo…
- Toma… - haciendo malabares para continuar conduciendo el vehículo, Shaka se quitó el saco y se lo dio al pelilla.
-Gracias, ¿pero tu no tendrás frío?
-No, estaré bien, la tela de mi camisa es más gruesa que la tuya.
Mu se quedó mirando al hermoso rubio que va a su lado y con dulzura, se acerca a él, acurrucándose pegado a su cuerpo. Shaka se sorprende por el inesperado contacto y con suavidad rodea al frágil joven con su brazo libre; sonríe sin poder evitarlo, hay una ternura inexplicable en ese chico que lo desarma totalmente.
En silencio juntos se aproximan al portón de entrada, Shaka no se resiste más y acerca su rostro hasta hacer contacto con los labios del joven de ojos esmeralda; quién al principio se ve sorprendido, pero poco a poco comienza a relajarse y a ceder ante el contacto de ese dulce beso.
Mu se abraza del cuello de Shaka, al tiempo que este lo recarga contra la pared de la casa, profundizando el beso, succionando con deseo esos tiernos labios. El rubio explora con su lengua la cálida boca del pelilila, quien se deja hacer con total abandono. Sus lenguas juegan, reconociéndose, imponiéndose una a la otra en alternadas ocasiones.
Shaka no sabía si podría parar, y no quería hacerlo, pero tuvo que separarse al sentir que Mu lo empujaba con suavidad.
-Debo entrar ahora…- dijo Mu mientras trataba de recobrar el aliento, Shaka dio un paso hacia atrás respirando profundamente y asintiendo con la cabeza.
-¿Puedo verte mañana, por la tarde?- el rubio miró su reloj- Mejor dicho hoy. Ya ves, que quedé con Milo y Aioria que nos reuniríamos…
-No, me temo que no será posible – Mu miraba al suelo y un aire de tristeza y melancolía se apoderó de él.
-Bueno entonces mañana ¿o pasado?
-No Shaka…
-¿Pero por que no? – Shaka sintió que le estrujaba el corazón – ¿Acaso hice algo malo? ¿Te ofendí de alguna forma?
-No Shaka, al contrario…
-¡¿Entonces?! ¿Por que no quieres salir conmigo? ¿No te gusto? ¿¡Por que dejaste que te besara?! – Shaka comenzaba a desesperarse.
-Tranquilízate, por favor, no grites -Mu se acercó colocando sus manos sobre el pecho del rubio y en un susurro continuó – Me gustas mucho, me has hecho pasar una noche tan especial, como nunca creí que experimentaría. Yo te contactaré, te lo prometo, jamás te olvidaré.
Estacionó el auto, se bajó y caminó despacio hasta el portón. Tocó el timbre un par de veces, antes de que un hombre de cabellos verdosos abriera. Shaka se sorprendió ante el enorme parecido con su amado pelilila.
-Buenas tardes, ¿está Mu?
-¿Quien dices?
-Mu, eh… no se su apellido. Verá, soy su amigo, ayer lo traje en la noche y le presté mi saco. Venía a verlo y a recoger mi saco.
-Discúlpame muchacho, pero creo que estás equivocado. La única persona que conozco con ese nombre es mi hijo, pero murió hace dos años en un terrible incendio.
Shaka no podía creer lo que estaba escuchando, sin duda alguna ese hombre no le había escuchado bien. Intentó aclarar las cosas.
-Señor lo que dice es imposible, porque ayer, como he dicho antes, yo estuve con su hijo y le presté mi saco.
El hombre desesperado cerró la puerta de golpe, casi dándole en la cara a Shaka.
Molesto, el rubio se dirigió a su auto, estaba por irse, cuando el portó volvió a abrirse.
-¡Oye, regresa, quiero mostrarle algo! -Shaka se bajó del vehículo y se acercó al anciano.
-¿Este es el chico de ayer?
-¡Si, es él!
-Imposible, él está muerto, y si aún no te convences puede ir al cementerio, corredor cinco, lote cuatro. Allí encontrarás la tumba de mi querido hijo.
En el cementerio, Shaka recorrió rápidamente los corredores y al llegar al quinto, comenzó a buscar el lote 4. Lo encontró sin dificultad, comenzó a buscar entre las tumbas que allí se encontraba.
Al llegar a una que tenía un enorme ángel custodiándola, se quedó petrificado ante lo que vio. El nombre allí grabado en letras doradas era: Mu Aries, y las fechas coincidían con la edad del chico que conoció. Pero lo que mayor impacto le causo, fue encontrar su saco perfectamente doblado sobre la tumba.
Shaka aún no podía, ni quería creer que se había enamorado de un fantasma, era impensable, esas cosas no sucedían, eran puros cuentos. Así que en los siguientes días se dedicó a investigar al joven Mu Aries.
Efectivamente el chico estaba muerto, encontró en el registro público una copia de su acta de defunción. Había muerto en un incendio tal y como el hombre peliverde, padre de Mu y cuyo nombre era Shion Aries le había comentado, y este había sucedido durante la noche de brujas, justo en el mismo lugar en donde ahora se encontraba el antro en el que se habían conocido. Los colores abandonaron el rostro de Shaka y sintió como si un abismo se abriera a sus pies.
Al voltear a su derecha, su mirada se topó con un par de hermosas esmeraldas que lo observaban con intensidad. Rápidamente se aproximó al joven.
-Hola, ¿estás sólo? ¿Puedo acompañarte??
-Claro, siéntate...
-Me llamo...
-Se cual es tu nombre, te prometí que nunca te olvidaría, Shaka.
En ese instante, el rubio decidió que sin importar cuanto tiempo pasara, ni en donde se encontrara, cada año volvería a aquel lugar, la misma noche, a la misma hora, con tal de ver y hacerle pasar una noche de felicidad al ángel de cabello lila que le había robado el corazón.
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