Piscis no podía decir si se sentía enfadado o decepcionado, tal vez la opresión que sentía en el pecho y el nudo en su garganta eran una mezcla de ambos sentimientos.
Salió de la habitación y se dirigió a su jardín, a su paso por el salón principal del templo observó con desgano el desastre que había dejado la fiesta de cumpleaños que le habían organizado sus compañeros de armas.
-Ellos celebran y yo tengo que limpiar, vaya cumpleaños, mejor no me hubieran hecho nada…
En el fondo sabía que no estaba siendo justo, sus amigos habían hecho todo lo posible por animarlo y hacerlo sentir especial en su día. Los dorados, incluso Shion, le habían llevado toda clase de regalos, y cada uno había preparado algo para la fiesta.
Al principio se había dejado llevar por el ambiente festivo, charló, rió, bailó, bebió y degustó la exquisita comida al lado de sus compañeros, pero conforme pasaron las horas y cierto caballero del sur de Italia no dio señales de vida, ni de acordarse de aquel al que llamaba el amor de su vida, el ánimo de Dita se fue apagando y una sensación de incomodidad y malestar lo invadió, contagiando al resto de los presentes.
Lo que pudo haber terminado en una bacanal de campeonato, de esas que se recordarían por años en el Santuario, quedó sólo en un triste intento, cuando sus compañeros apenados e incómodos se retiraron lo más discretamente posible antes del anochecer.
-Seguramente hay un motivo importante por el cual él no está aquí, quizá mi maestro lo envió a un encargo o algo así – Mu trató de justificar al ausente en el momento que se despedía de su amigo – Apuesto a que en cualquier momento llegará…
Dita se limitó a sonreír con indulgencia y a corresponder el abrazo de despedida, no iba a decirle al pelilila que ya había pensado en eso y que le había preguntado directamente a Shion si la ausencia de DM se debía a algún asunto oficial, a lo cual el patriarca había respondido que no, que la verdad no tenía la más mínima idea del paradero del guardián de Cancer.
Al salir del templo, cerró sus ojos y respiró hondo aspirando el perfume de sus rosas, dejando que el viento tibio lo envolviera.
Se sintió cansado y el peso de su armadura lo abrumó, no había motivo alguno por el cual la llevara puesta, simplemente lo había hecho porque después de abrir sus regalos no tuvo nada mejor que hacer. Estaba inquieto, irritable.
-Buon Cumpleanno*, ¿lo pasaste bien?
El peliceleste soltó una carcajada incrédula al escuchar la voz de Angelo a su espalda.
-Es un poco tarde para felicitarme, mi cumpleaños terminó hace 10 minutos – abrió sus ojos y se giró lentamente, para ver cara a cara al italiano – Y no, no lo pasé bien…ha sido el peor cumpleaños de mi vida.
-No parece, a juzgar por el desorden en el salón principal, yo juraba que encontraría aquí en el jardín al menos a media elite dorada ebria hasta las trancas…
-Du är en idiot Angelo**, lo arruinaste todo! – Piscis le dirigió una mirada cargada de furia e indignación - ¡Prometiste que esta vez no lo olvidarías!
-Y no lo hice…aquí estoy y te traje un regalo… - DeathMask sacudió ligeramente una caja de regalo en color marfil adornada con un listón chocolate que traía en la mano.
Afrodita pasó a un lado ignorando sus palabras y con un gesto de su mano le dio a entender que no le interesaba.
- ¡No me creas estúpido, el que llegues a esta hora solo demuestra que te acordaste en el último momento! – la furia del pez iba en aumento - ¿¡Qué porquería me compraste en la primera tienda que encontraste abierta?! ¿¡Chocolates, alguna playera horrenda que nunca me pondré…?!
DeathMask hizo un chasquido con la boca, estaba comenzando a fastidiarse con la actitud de su novio y sentía como la sangre comenzaba a hervirle.
-¡No me jodas Afrodita, es algo que TÚ querías; y si llegue hasta este momento fue porque la maldita compañía de paquetería nunca envió al mensajero y tuve que ir a recuperar el regalo!
-No me importa, no quiero nada… - aún le daba la espalda a Cancer y se cruzó de brazos en un gesto un tanto infantil.
-Va bene!*** - dijo DM en un siseo que le hubiera helado la sangre a cualquiera – ¡Nunca más volveré a hacer este tipo de pendejadas, ni por ti, ni por nadie…!
Aventó la caja a los pies del sueco y salió del templo hecho una furia. Mientras Piscis, indignado y presa del orgullo mal sano, regresó a su habitacióndejando la caja justo en el lugar en donde cayó.
Es bien sabido que los Piscis son seres curiosos y Afrodita no es la excepción, pues al paso de una hora, salió al jardín envuelto en la penumbra de la noche sin luna. La armadura reposaba en su urna y solo vestía un ligero pantalón de pijama en seda blanca a juego con la camisa que llevaba sin abotonar, sus pies descalzos apenas hacían ruido al pisar el fresco piso de mármol.
-Estúpido Angelo … - se arrodilló y tomó el regalo en sus manos, retirando el listón que lo adornaba - …¿Algo que yo quería? ¿Qué podrá ser?
Al destapar la caja, encontró una caja más pequeña hecha de madera decorada bellamente, no recordaba haber visto una así antes. La agitó un poco, no pesaba mucho, había varias cosas en su interior; pegó su oreja para escuchar. Sin aguantar más su curiosidad, quitó los seguros de la cajita y retiró la tapa. Tomó un pequeño saco hecho en seda negra que llevaba como remate lo que parecía un plumerito, guardaba algo que se sentía como un polvo y despedía un aroma delicioso. Miró el interior y descubrió un frasquito que contenía una especie de aceite en color rojo cereza, un tarro con tapa negra, un tubo plástico como esos que contienen gel para el cabello y una brocha pequeña.
Reconoció los artículos de inmediato, era imposible olvidar la marca comercial de dichos objetos: Kama Sutra. Su mente se trasladó al momento en que los había descubierto en una boutique muy especial, cuando él y DM paseaban en un centro comercial en Atenas.
-Min kära****, después de 6 meses lo recordaste… Kama Sutra.
No tardó mucho en llegar al templo de Cancer, llevando consigo la caja de madera con todo su contenido. Rápido se dirigió hasta la habitación del peliazul.
-Angelo…¿Estás despierto? ¿Angelo? - llamó a la puerta y esta se abrió a los pocos segundos, DM lo encaró llevando sólo unos boxers negros puestos.
-¿Qué quieres? Si vienes a seguir reclamando, ahórrate la palabrería y regresa por donde viniste…
-Gracias… Perdón por el berrinche de hace rato… - Dita tomó por sorpresa al italiano al plantarle un repentino beso en los labios. –
DM se separó sorprendido, bajó su mirada hasta la caja que Afrodita sujetaba contra su pecho. Sus ojos se clavaron en los de su novio y no pudo reprimir una media sonrisa maliciosa.
-No te será tan fácil pececito… Tendrás que esforzarte y… compartir tus regalos.
Afrodita sonrío con complicidad y se dejó guiar al interior de la habitación. Angelo se sentó en su cama y tomó la cajita depositándola sobre una de las almohadas. Pasó sus manos por el pecho desnudo del sueco y retiró la camisa abierta dejándola caer al suelo.
Afrodita lo miraba desde arriba, respirando profundamente al sentir el contacto de esas manos fuertes sobre su blanca piel, adoraba como contrastaba con la bronceada piel de su novio. Eran un complemento perfecto. Le permitió quitarle el pantalón de seda junto con su ropa interior dejándolo completamente desnudo.
DeathMask se perdió por un momento en la contemplación del cuerpo perfectamente bello del peliceleste, Parecía una escultura de mármol cincelada por los mismo dioses.
-Veamos… - DM abrió la cajita que estaba sobre la almohada, observando con detenimiento los artículos en su interior - ¿Con cual empezaremos?
Afrodita se estremeció al escuchar la pasión y la lujuria crecientes contenidas en la voz de Angelo. Era justo como él había imaginado que sucedería cuando descubrió tan interesantes afeites.
-Cerezas negras… - leyó DM de la etiqueta que tenía el frasquito con el aceite rojo.
Sonrió e hizo un guiño a su novio quien esperaba expectante. Quitó el pequeño corcho, vertió un par de gotas en su dedo índice, se levantó quedando de pie y con delicadeza recorrió los labios de Dita cubriéndolos con el aceite; al terminar dejó que su novio lamiera sus dedos para que probara el dulce sabor.
DM se acercó despacito a su amante y cubrió el bello rostro con suaves besos hasta que finalmente alcanzó los carnosos labios, capturándolos entre los suyos para deleitarse con la esencia de las cerezas. Después abrió su boca a una demandante lengua que pugnaba por abrirse paso a su interior y la dejó explorar con total libertad.
El sueco dejó escapar un sutil gemido embriagado por el delicioso sabor de DM mezclado con las cerezas negras y permitió a sus manos deslizarse por la espalda del italiano, bajando hasta sus gluteos y reposándolas en las crestas de su cadera.
La sensación que recorría su piel hizo que Angelo soltara un gruñido de placer, casi imperceptible. Sin aliento, ambos terminaron el beso y se miraron a los ojos, perdiéndose en la creciente pasión que se reflejaba en ellos.
Mask tomó a Dita en sus brazos para depositarlo sobre la cama, cosa que arrancó una placentera risita del hermoso peliceleste.
-¿Ahora que utilizarás? – dijo Piscis en un sensual murmullo, mientras observaba a su amante buscar en la cajita nuevamente.
-Fresas con champagne… - contestó, leyendo el contenido del saquito de seda negra.
Los ojos de Afrodita se abrieron enormes al ver a DM introducir el plumerito que acompañaba la bolsita y ver que salía cubierto de un polvo rosado.
-Talco comestible – aclaró Cancer con una mirada felina.
Con delicadeza se dedicó a empolvar el cuello y todo el torso de su amado, quien se movía sinuosamente como si fuera una serpiente y suspiraba cada vez que las plumas hacían contacto con su piel, que adquirió un tono rosa gracias al talco. DeathMask dejó a un lado el pequeño plumero ycomenzó a besarlo lentamente descendiendo por su cuello, mordisqueando con suavidad, dejando algunas marcas rojizas que casi en el acto desaparecían. Embriagado en el perfume a rosas del cuerpo de Dita mezclado con el de las fresas y el champange, siguió su camino hacia abajo, tratando de no dejar un solo centímetro de la hermosa piel empolvada sin saborear. Cuando alcanzó el pecho, lamió con avidez uno de lo pezones, al tiempo que con sus dedo jugueteaba con el otro; para luego cambiar de lugar. Los ligeros lengüetazos y la suave succión hicieron que los rosados pezones se endurecieran.
Piscis jadeó sintiendo las ondas de placer recorrer su cuerpo y trató de sujetar a DM por el cabello, pero este se lo impidió.
-No, no ragazzo*****, no puedes tocar… - le dijo al tiempo que colocaba los brazos del peliceleste por encima de su cabeza aprisionándolos debajo de los almohadones. – Te voy a torturar un rato, después de cómo me trataste…
-Es mi cumpleaños… - dijo Dita desafiando al italiano.
-No, eso fue ayer…pero nunca es tarde para celebrar, ¿verdad?
La mirada maliciosa de Cancer hizo que Dita sonriera imaginando lo que vendría, cerró sus ojos y se entregó a las sensaciones que su cuerpo volvió a experimentar una vez de su novio retomó el recorrido por su torso. Esta vez trazó las lineas que marcaban sus abdominales y esas líneas a la altura de la cadera que sólo aparecen en los cuerpos bien trabajados.
Al escuchar al sueco suspirar de placer, el deseo en DeathMask se disparó; estaba perdiendo la poca cordura que le quedaba, los sensuales sabores, aromas sonidos y el cuerpo hermoso de su amante saturaban sus sentidos.
Deseaba probar todo lo que Afrodita tenía para ofrecerle, su erección estaba al máximo pero decidió esperar un poco más; así que tomó el tubo plástico que contenía un gel lubricante con sabor a zarzamoras. Lo destapó y apretó ligeramente, haciendo que el transparente gel cayera sobre el erecto miembro de su amante, quien dio un respingo al sentir el frío contacto de la sustancia contra su piel caliente.
Con su mano izquierda el italiano untó el gel por toda la longitud del miembro de Piscis y acto seguido acercó su rostro para comenzar a besarlo, sintió a su amante temblar ante la nueva sensación.
Soltando un suave gruñido, Afrodita miró el rostro de su amante con anticipación. Sus ojos brillaban con deseo mientras Angelo presionaba sus labios contra la punta de su miembro.
Gimiendo de placer, DM comenzó a recorrer con su lengua de arriba abajo el pene de Afrodita hasta que no pudo resistirse más y lo tomó por completo en su boca.
DeathMask se incorporó, la lujuria se reflejaba en su rostro, tomó el lubricante y sacó uno de los brazos del sueco, llenando su mano con el gel. Hizo que masajeara su turgente pene y que luego acariciara su propia entrada preparándola para la penetración.
-Por favor… por favor… - Dita se retorcía te placer y hablaba con voz ahogada – Vas a volverme loco…
Angelo soltó el brazo de Afrodita y arrojó el lubricante a un lado, separó las piernas de su amante y las pasó por encima de sus hombros. Presionó firmemente su miembro contra la intimidad de Dita, inclinándose nuevamente para besar salvajemente esa dulce boca de color coral. Sostuvo su peso en sus ante brazos que colocó a cada costado de Piscis.
Entró delicadamente en su amante, cosa que hizo a ambos estremecerse y emitir sonoros gemidos, DM embriagado de deseo y lujuria y Dita experimentando una mezcla de dolor y placer.
Después de un momento, que le fue concedido para acostumbrase al grosor de su amado, Afrodita sintió como este comenzó a moverse rítmicamente dentro y fuera de él. El miembro del peliceleste recibía el roce necesario apresado entre ambos cuerpos.
Afrodita se llevó una mano al rostro, creía que realmente enloquecería de placer. Al mismo tiempo su otra mano buscaba en el interior de la cajita de madera; y encontró una pequeña brocha. Como pudo, la introdujo en el talco, para luego recorrer el rostro de DM con ella, esforzándose, besó y lamió algunos lugares cubiertos con el polvo rosado.
DM estaba totalmente perdido en las sensaciones que experimentaba su cuerpo, sus estocadas se volvieron más fuertes y más rápidas. Ambos amantes estaban acercándose al punto álgido de su pasional y amorosa entrega.
Y juntos llegaron al climax, Dita dejó escapar un fuete gemido que resonó por toda la habitación, mientras que DM emitió un gutural gruñido para colapsarse sobre el cuerpo de su muy amado Piscis.
Se quedaron inmóviles durante un tiempo, recuperando la respiración, y recuperando el ritmo normal de sus corazones. Angelo rodó a un lado, recostándose de costado para poder mirar el delicado perfil de Dita.
-¿Aún piensas que arruine tu cumpleaños?
-No… me has dado el mejor regalo de toda mi vida – dijo el peliceleste dándole un rápido beso – Además, aún tenemos tiempo para seguir celebrando…
-Y averiguar para que es esto… – agregó DM mostrando sonriente el tarro que había quedado olvidado dentro de la cajita de madera.
Afrodita se pegó al cuerpo de su amante y comenzó a besarlo apasionadamente, para volver a entregarse al amor.