Doce cosmos dorados estallando al unísono ante el muro de los lamentos. Su cuerpo desaparecía, el final de esta existencia había llegado.
Una voz le hablaba directamente a su mente, a su alma, una muy familiar y cálida; la había escuchado por años, aunque en ese entonces sonaba dura y fría.
Saga de Géminis le hablaba única y directamente a él, en los últimos segundos antes de morir, para salvar a Athena y al mundo de la devastación.
Y Aiolia de Leo escuchó, como nunca antes había escuchado a nada, ni a nadie, ni siquiera a su hermano; escuchó con el corazón.
-Aiolia… se que existe un lugar para nosotros, en alguna parte, un lugar para nosotros. Paz, tranquilidad, un lugar de libertad.
El cosmos cálido de Géminis envolvió al joven de cabellos miel, y entonces recordó como durante 13 largos años había sentido ese mismo cosmos aparecer y desaparecer por intervalos. A veces tan cerca del quinto templo, parecía que se acercaba para cerciorarse que el niño abandonado y maltratado, que poco a poco se convertía en un joven excepcional, estuviera bien. Y Aiolia guardó silencio ante ese hecho, tratando de entender lo significaba.
-Se que habrá un tiempo para nosotros, alguna vez… habrá tiempo. Tiempo para estar juntos y compartir, tiempo para observar, tiempo para amar. Algún día…
El tiempo pasó y el cosmos de Géminis aparecía con menor frecuencia, y la última vez que lo sintió, Aiolia dormitaba a la sombra de un árbol, en las inmediaciones del Santuario. A pesar del imponente poder que el caballero de Géminis emanaba, el menor no se molestó en moverse o al menos abrir sus ojos, estaba acostumbrado a sus misteriosas apariciones, y nunca representó una amenaza para él.
Pero esa vez todo fue muy distinto, el cosmos cálido había cambiado se percibía algo más intenso, desprendía un sentimiento sobre el que Aiolia había leído más una vez, pero nunca había comprendido: Amor, amor incondicional, por alguien en especial.
Fue como una explosión sobrecogedora que envolvió todo su ser y después de eso, el caballero de Géminis nunca más volvió a manifestarse; dejando al joven Leo, sumergido en un anhelo confuso.
- En algún lugar encontraremos una nueva forma de vida, y cómo poder perdonarnos…
Sus cuerpos no resistirían más, la enorme cosmo-energía desplegada. Sus conciencias pronto se esfumarían, y se elevarían a un plano más alto; sabiendo esto Aioria, hizo un último esfuerzo, y correspondió a las palabras de Saga.
-Existe un lugar para nosotros, en alguna parte, un lugar para nosotros. Saga, toma mi mano, y estaremos a mitad de camino; toma mi mano, y yo te llevaré. Y nos reuniremos de alguna forma, algún día, en algún lugar.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario