¡Bienvenidos!

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En el mundo del fanfiction, soy conocida como Cassandra de Piscis, pero si estás aquí, muy probablemente has de llamarme Cassy o Cass.


"Libros y Lienzos" fue creado, para albergar mis creaciones. Encontrarás dibujos y fics, todos ellos ubicados en el universo yaoi de Saint Seiya.


He de advertir, que varios de mis dibujos y de mis escritos tienen alto contenido sexual, y todos sin excepción alguna, como ya he mencionado son de temática yaoi, en otras palabras, contienen relaciones homoeróticas.


Así que, si eres menor de edad, o no gustas de este tipo de temáticas, te pido, muy amablemente, que abandones este sitio web. No me haré responsable de los inconvenientes o problemas que puedas llegar a tener si decides, explorar mis creaciones.


Si después de haber leído esta pequeña advertencia, continúas aquí, bien, siéntete libre de vagar por el contenido del blog.


martes, 1 de febrero de 2011

Contraseña. SagaxKanon

Resumen: Los gemelos, Saga y Kanon, de doce años, descubren lo que es el amor. Pero su amor es prohibido, y mal visto por quienes los rodean. Ante una inminente separación, se toman decisiones, que afectaran el resto de sus vidas.

Rated: No menores de 18 años.
Personajes: Saga de Géminis, Kanon de Dragón Marino, Shion de Aries
Géneros:  Drama, Romántico.

Advertencias: Incesto.
Capítulos: 1 
Finalizado: Sí.
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Aclaraciones del capitulo:

Personaje original: Alcander, maestro de Saga. 
Aparición incidental.


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Esta historia, está dedicada a Leto, preciosa, porque es una bella niña, y una super fan del twincest!!!


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En una de las zonas más alejadas, del centro vital del Santuario, Saga abrió la puerta de la humilde cabaña, y después de cerciorarse que nadie lo siguió, entró.

-¡Saga! ¡Viniste a verme! -  Kanon abrazó con fuerza a su hermano mayor, su voz infantil reflejaba la inmensa felicidad que sentía.

-Te prometí que lo haría, en cuanto terminara mi entrenamiento. – acarició con afecto el rostro de Kanon.

Los gemelos, se miraron y sonrieron al mismo tiempo. A sus doce años, aun eran un espejo perfecto, el uno, del otro.

-Ven, te preparé algo para cenar – tomó de la mano a su gemelo y lo llevó hasta la mesa desvencijada. – Tenía el presentimiento que hoy cumplirías tu promesa, supongo que es la conexión que hay entre nosotros.

-Kanon, ¿de donde sacaste todo esto? -  tenía frente a él, un par de platos con una abundante ración de arroz y lo que parecía ser un intento de sublaki  de cerdo. Una jarra de barro despostillada, con lo que parecía vino rebajado con agua, complementaba la cena.

-Lo robé – contestó con cierto grado de vergüenza.

-¡Sabes que eso está mal!

-Sino lo hiciera, ya me habría muerto de hambre, Saga – un ligero temblor recorrió su cuerpo delgado – Yo no existo, ¿recuerdas? Sigo aquí por compasión, supongo. Pero, no tengo libertad para ir y venir, y el soldado idiota, que asignaron para atender mis necesidades, desaparece durante días.

Saga abrazó a su hermano, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Se sentía tan culpable, y aunque, hacía todo lo que estaba en sus manos por hacer la vida de Kanon más llevadera, había días o semanas en las que no podía escapar de su riguroso entrenamiento, ni de su maestro; era entonces, cuando su hermanito sufría grandes carencias.


-No te pongas triste – el menor sentía la aflicción de su gemelo, pasó su mano por el cabello, que ya alcanzaba la altura de los hombros, igual que el suyo, y se separó – Pese a lo que dicen, soy fuerte, soy un sobreviviente.

Saga lo miró, y poco a poco una sonrisa se dibujó en su rostro. Admiraba la fuerza de espíritu de su gemelo, y la entereza con la que afrontaba su adversa vida. Muchas veces llegó a pensar que era mucho más apto que él, para ser el futuro caballero de Géminis.

-¡Vamos! La cena se enfría, y ya no tengo leña, para recalentarla.

No dijeron más, y se dispusieron a disfrutar de los alimentos que Kanon, había preparado con tanta ilusión. Sorprendido, Saga descubrió que su hermano, cocinaba mucho mejor que muchos adultos que conocía. Y también descubrió con agrado, que el vino estaba endulzado con miel de abeja, se preguntó en donde la habría conseguido.

-¡Bueno, muy bueno!

-¿En serio?

-Si, vendré a cenar, más seguido – rió un poco.

-No me extrañaría, tu maestro, cocina horrible. – Kanon hizo una mueca cómica de desagrado.

-¿Cómo sabes? -  Saga entrecerró los ojos – Robaste comida de la casa de Géminis.

El menor de los gemelos se limitó a sonreír con descaro.


Después de cenar, ambos niños lavaron los platos, jugaron un poco, salpicándose con el agua. Habían pasado un par de semanas desde la última vez que se habían visto, y la felicidad por estar juntos era inmensa.

Al estar separados, sentían angustia, miedo y un vacío enorme, que amenazaba con transformarse en peligrosa oscuridad.

En cierto momento, durante su juego, Kanon atrapó a Saga contra la pared, cerca de su cama.

-¡Vaya! Parece que el futuro caballero de Géminis, está perdido. – acercó su rostro más al de su hermano y encerró fuertemente entre sus brazos.

-¡Ya, Kanon! ¡Suéltame! – se revolvía, para tratar de liberarse.

-¡No! Hasta que me digas la contraseña – rió divertido, ante la mirada enojada de Saga.

-Estamos muy grandes para eso…

-Entonces no te dejo ir.

-Aish, está bien…- agregó en un susurro-  Te amo.

-Dilo fuerte, me gusta oírlo fuerte - sonrió con picardía.

-Te amo, ¡te amo! – gritó al final.

-¡Y yo te amo a ti! ¡Mucho!

Se miraron en silencio, sus corazones henchidos, por la sinceridad de sus palabras, y la felicidad provocada por ellas.

Kanon cerró los ojos y sintió a su hermano acercar su rostro, sus labios se rozaron, suaves, dulces. Mordiscos pequeños se dieron uno al otro, y sus manos comenzaron a explorar sus cuerpos. Respingaban al acariciar ciertos lugares, sensaciones placenteras y nuevas para ellos los recorrían. Ya antes se  habían besado, y se sintió bien, pero esto era diferente, mas intenso, abrumador.

-Kanon…

-Saga…Siento…Siento que algo recorre mi cuerpo – las mejillas del menor estaban encendidas – Hace calor… Y siento que me quemo…aquí. – colocó su mano encima de su sexo, por encima de sus pantalones.

-¿También lo sientes? – Saga llevó su mano al mismo lugar en su cuerpo - ¿Y si es algo malo?

-No. Se…se siente…bien. No puede ser malo, porque se hace mas fuerte, cuando pienso, en lo mucho que te amo.

Sus labios se unieron nuevamente, y sus cuerpos estaban tan juntos, como si pretendieran volverse uno sólo, nuevamente.

-¡Que carajos hacen!

Asustados por el inesperado grito, los gemelos se separaron, Kanon dio un salto hacia atrás y Saga chocó contra la pared a su espalda.

-¡Maestro!

-¡Esto es inaceptable! ¡Incesto! – el hombre tomó a Kanon por el cabello, y lo arrastró a la puerta de la cabaña – ¡Sabía que era un error mantener con vida, a este engendro!

-Por favor maestro, deténgase. – Saga se colgaba de su brazo, para tratar de detenerlo -¡Lo lastima!

El maestro no se detuvo, hasta llegar a la casa de Géminis. Arrojó a Kanon al suelo, y le dio una patada en las costillas.

-¡No! – Saga encendió su cosmos - ¡Basta! ¡Déjelo tranquilo!

-¡No hagas las cosas más graves de lo que ya son! – lo miró con furia - ¿Qué crees que diría el Patriarca, al enterarse? ¡Un futuro caballero dorado, que ha cometido  actos obsenos e  incestuosos!

En ese momento, el poderoso cosmos de Shion, se hizo presente en templo de los gemelos. Con paso lento, y seguro, el Patriarca entró y se detuvo frente la hombre y los dos niños.

-¡Por Athena, Alcander! ¡Detente ya!

-Su santidad – Saga redujo sus cosmo energía y se arrodilló, como mandaba el protocolo.

Alcander, hizo lo mismo, y Kanon se incorporó con dificultad, pero no se arrodilló.

-Tranquilo, Saga – el patriarca, le habló cordial.

-¡Este engendro, está sembrando el mal, en mi aprendiz!

-¡No es cierto!¡No es como él dice! – Kanon estaba de pie, se sujetaba el costado, adolorido, por la patada recibida – ¡Sólo fue un beso!

-¡Eres un demonio, no tienes redención! - Alcander, lanzó un golpe, pero el gemelo menor, lo detuvo con ambas manos.

-Kanon… - Saga se levantó, para apartar a su hermano, pues su maestro, comenzaba a elevar su cosmos.

-¡Basta Alcander! – advirtió Shion con toda su autoridad – Existen otras maneras, son unos niños. Estoy seguro, que ya se han dado cuenta, que hicieron mal.

-¡Yo no he hecho nada malo!

-Kanon… no.

-¿Lo ha escuchado, Santidad?  No permitiré que este demonio, contamine a mi aprendiz. ¡Le pido, que expulse a Kanon, del Santuario!

Saga abrazó con fuerza a su hermano, y Kanon miró desafiante al Patriarca.

-Meditare, cual es la mejor solución, a este problema. – Shion dio media vuelta y se encaminó a la salida del templo. – Kanon, regresa a tu cabaña.


Ya entrada la madrugada, Saga, estaba acostado en su cama, sin poder dormir. Lloraba en silencio, presa de la angustia, y el miedo de perder a su hermano.
De pronto, la puerta de su habitación se abrió y alguien se deslizó hábilmente en el interior.

-Saga…

-Kanon, ¡por los dioses! – se levantó y corrió a cerrar la puerta, para luego acercarse a su gemelo -  ¿Qué haces aquí? Si te descubren…

-Ya no dejaré que controlen mi vida, y mi destino. – tomó a Saga por los hombros – Me voy, y tú vas a venir conmigo.

Saga no contestó, el asombro se reflejaba en sus ojos. Dudó, y después de un incomodo silencio, que pareció dura siglos, habló.

-No… no puedo hacer eso.

-¡Saga! Ellos quieren separarnos… ¿No te importa?

-¡Claro que me importa! Pero…mi vida está aquí. Conseguiré la armadura de géminis, y entonces…

Kanon retrocedió unos pasos, negando con la cabeza, incredulo.

-N…no – miró a su hermano suplicante - ¿Y que hay, con lo que pasó entre nosotros? ¿Con nuestra contraseña? Dijiste que me amas, me lo dijiste muchas veces. Y que siempre estaríamos juntos.

-¡Kanon, trata de entenderme! – el mayor se abrazó a su hermano – Estás en mi corazón, pero el maestro tiene razón. Lo que hicimos está mal, nuestro amor tiene que ser de hermanos, no…no así.

-No puedo creerlo. – se apartó, sus ojos llenos de lágrimas – Me mentiste… ¡Eres un hipócrita! ¡Cobarde! Creí que me amabas…

-¡Te amo! ¡Ese es el problema! – volvió a envolverlo en sus brazos, y lloraba al igual que su gemelo – ¡Esto es malo, y no debo ceder... ni tú tampoco!

-¡Aléjate de mi! – Kanon, lo apartó de un empujón, que dejó asombrado al mayor, por la fuerza que demostró – No te reconozco. Éramos iguales, y ya no… Te comportas como un santurrón, pero no eres un santo. ¡No lo eres! ¡Y no eres mejor que yo!

El menor salió de la habitación, corrió y corrió, hasta desaparecer de toda vista. Saga permaneció en la casa de géminis, no fue tras su hermano. Lloró con el corazón roto y dividido, entre su deber, y el inmenso, pero prohibido amor, que sentía por Kanon.


Después de esa noche, nada se supo del menor de los gemelos. Saga lo buscó por todas partes, pero no encontró.

Dos años,  transcurrieron, y fue entonces, que Kanon se presentó ante su hermano nuevamente, pero había cambiado, permitió que la maldad se apoderara de su corazón, para mitigar el dolor que el rechazo de Saga, le había causado, y juró que le haría sentir el mismo dolor.

Saga también cambió, encerró sus sentimientos y se dedicó a cumplir con su deber, sin claudicar. Y cuando su hermano habló de conspiración, y de asesinato, no dudó.  Le dio el peor de los castigos, que un traidor puede recibir, en el Santuario, morir en la prisión de Cabo Sounion. Kanon cumplió su venganza, Saga sufrió lo indecible, al condenar a muerte a su muy amado gemelo, y su alma se fragmentó desencadenando la serie de eventos conocidos por todos.

Tuvieron una ocasión para, olvidar, perdonar, y confesarse, que el amor, que surgió en su infancia, ni la locura, ni el odio,  ni la muerte, habían podido acabar con el. Pero nuevamente el destino conspiraba por separarlos, al presentarlos frente a frente, en supuestos bandos contrarios.

Sus almas gritaban, morían por entregarse uno a los brazos del otro, pero la vergüenza, y  el remordimiento, le impidieron a Kanon, incluso mirar de frente a su gemelo; y una vez más Saga optó por cumplir con su deber y dejar de lado, sus sentimientos por su hermano.

Pero el amor no puede ser ignorado eternamente, y no hay humano en la tierra, inmune a sus efectos. Así que, cuando el fin, había llegado para ambos, el alma de Kanon se unió a la de Saga, en un último sacrificio, y volvieron a ser uno, como al principio de su existencia.

Athena, con su misericordiosa bondad, recompensó a sus caballeros, sus vidas fueron devueltas. Un nuevo despertar, un nuevo inicio, para vivir, para amar.

En el centro del salón principal de la Casa de Géminis, Saga y Kanon se reencontraron. Ninguno se movió, ni habló, sus miradas, fijas en el insondable verde de sus ojos. Lágrimas, que rompieron con la inmutable espera. Una mano que se extiende, anhelante, tratando de alcanzar a su igual. Pasos que acortan la distancia; y al fin, un abrazo desesperado, cargado de perdón, aceptación, y amor.

-Nunca vuelvas a dejarme…

-Jamás.


En una humilde cabaña, en una cama, que tal vez, era demasiado pequeña para ambos, los gemelos descansaban, desnudos, uno en brazos del otro. Saga jugaba con el largo cabello de Kanon, y este, recostado sobre el pecho de su gemelo, acariciaba, con ternura su firme abdomen.

En la mesa desvencijada, habían quedado olvidados los platos, los vasos, la jarra, de la cena, que Kanon había preparado.

Su ropa, esparcida por la pequeña habitación.

-¿Quién podría creerlo? – Kanon hablaba en un suave murmullo – Definitivamente estamos destinados a estar juntos. Tal vez los dioses, no ven tan mal, nuestro romance, después de todo, ¿eh?. No me ven, como a un engendro, obseno e incestuoso, como decía Alcander – rió con ganas, al recordar las palabras del maestro.

-Shhh… - Saga  se sentó, y lo ayudó a incorporarse, colocó sus dedos sobre la boca del su gemelo – No bromees con eso, sabes que no me gusta.

Kanon comenzó a besar los largos dedos, y luego la palma. Saga cerró sus ojos disfrutando de la sensación que ese gesto despertaba en él.

Amanecía, el cielo, tenía un color púrpuras y en el horizonte, aparecían los primeros rayos de sol.

-¡Vamos! Apresúrate, quiero ver el amanecer desde el risco – el mayor trató de levantarse.

-Tú no vas a ningún lado, hasta que me digas la contraseña. – Kanon hizo un guiño de manera juguetona.

-¿Otra vez?

-Si…

-¿Cuántas veces deseas oír que te amo?

-Nunca serán suficientes – ambos rieron, tal vez, recordando su infancia, justo el momento, en que ese juego había empezado.

El menor, se impulsó, para alcanzar los labios de su amado, este lo recibió gustoso, y se perdieron en un largo y profundo beso. Que dio paso a caricias, que encendieron nuevamente el deseo  y las ganas de poseer ese cuerpo idéntico al suyo.

¿Y el amanecer? Bueno, ya habría otros amaneceres, que podrían contemplar juntos, desde los riscos. Pues en ese mpmento, no había nada más hermoso, que probar, la efectividad de su contraseña.

FIN

Las Cosas Que Anhelo Decir. DM x Aphrodite

Resumen: Death Mask y Afrodita se separaron hace un tiempo, el pecesito no se sentía seguro del futuro de su relación. DM ha intentado que vuelvan a ser una pareja, mas al no obtener respuesta, decide darle una última oportunidad, si Afrodita no responde perderá a su cangrejo para siempre.

Rated: No menores de 13 años.
Personajes: Afrodita de Piscis, DeathMask de Cancer, Shura de Capricornio. 
Géneros:  Drama, Romántico.

Advertencias: Ninguna.
Capítulos: 1 
Terminado:  
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La luz de la luna entraba por un amplio ventanal que daba justo a un acantilado, el mar iluminado en color plata y las olas rompiéndose en las rocas eran una vista que en otros momentos hubiera sido la cumbre del romanticismo, pero en estos momentos lo único que parecía era un cuadro melancólico ante los ojos de Death Mask.

Esta era el segundo día que pasaba en su villa en Sicilia, y siempre a la misma hora, justo en la puesta del sol se paraba frente al ventanal a observar el movimiento del mar Mediterráneo, y  las pequeñas embarcaciones que llegaban desde Nápoles. 

No se movía de ahí hasta ya entrada la madrugada, esperaba, esperaba con el corazón en la mano y su alma pendiendo de un hilo, cada sonido extraño en la puerta lo hacía voltear, anhelando ver a su amado entrar, para nunca más separarse. Pero el tan añorado visitante no llegaba.

Giraba la copa de vino tinto que tenía en la mano y con un gesto distraído le dio un pequeño sorbo, paladeándolo, apreciando su ligero sabor afrutado.

-Si tan solo pudieras saber las cosas que anhelo decir, si pudiera decirte lo que deseo transmitir, te lo he dicho con cada mirada, solo contigo mi corazón es como un libro abierto – DM suspiró y una sonrisa amarga se dibujó en su rostro – Podrías darte cuenta de todo esto si tan solo quisieras verlo.

Ya hacía alrededor de un año que Afrodita y él habían terminado su relación, Mask no llegaba a comprender lo que había sucedido; se amaban, su vida juntos no podía ser mejor, eran la envidia de muchos en el Santuario, pues pese a tener conflictos como todas las parejas en el mundo, siempre lograban arreglar los malos entendidos y las inconformidades, para luego sumergirse en los periodos de reconciliaciones mas pasionales y salvajes que pudieran imaginarse. Pero lo más importante es que había amor sincero y profundo.

Hasta que llegó ese fatídico día, Afrodita llevaba semanas mostrándose distante y esquivo,  y cuando quería hacerle el amor ponía cualquier clase de pretextos para evitarlo.

-¿Mask podemos hablar? – Dita estaba sentado con los brazos cruzados en un sillón de la sala, dentro de las estancias privadas del templo de Piscis, desde el principio habían acordado que esa sería su residencia como pareja, ya que el hermoso sueco detestaba el templo de Cancer y la peculiar decoración de su novio.

-Claro, Belleza ¿Está todo bien?- DM trataba de aparentar calma y cierto grado de indiferencia, pero tenía un presentimiento nada agradable oprimiéndole el pecho.

- No puedo continuar así… - Dita lo miraba con la expresión más triste que jamás le hubiera visto en esa carita de ángel.

- ¿Continuar como? – la voz de Angelo sonó un tanto preocupada pese a sus esfuerzos por mantenerse en calma.

- Con esta incertidumbre, amor mío… ¿Hacia donde vamos como pareja? ¿Tenemos las mismas metas, los mismo planes a futuro?

Death Mask no entendía que le estaba tratando de decir su novio.

- ¿¡A que viene todo esto Afrodita?! – era la primera vez que en privado lo llamaba por su nombre completo desde que se habían declarado su amor.

-A que he estado pensando, sobre el futuro… ¿Angelo, como saber que nuestro amor no es algo pasajero? ¿Que tal si estamos cometiendo un grave error? ¿Como puedo estar seguro que me amaras siempre y tanto como yo te amo a ti?

Mask tragó saliva, dándose tiempo para pensar  con cuidado su respuesta.

-Belleza, la vida es así, no podemos estar seguros de nada, excepto de que algún día  moriremos. Vive el día a día, el hoy; si alguna vez nuestro amor se acaba pues es lo que la vida nos tenía reservado, pero no eches a perder tu presente por lo que pueda ocurrir en el futuro…

- ¡Pero el amor que sientes por mi puede acabarse Mask, y no quiero sufrir por eso! Nuestra relación ha durado más y ha ido mas allá de lo que alguna vez imaginé y me asusta la inmensidad de lo que estoy sintiendo y viviendo… ¡Somos muy diferentes Angelo y esos pequeños grandes detalles que ahora no nos importan, pueden terminar por matar el amor que existe entre los dos! – Afrodita casi gritaba.

- Dita, no le tengas miedo a vivir, has pasado mucho tiempo en soledad en este Santuario y centrado en ti mismo que te olvidaste de cómo es la vida real. Yo también lo olvidé, pero estoy tratando de hacer contacto nuevamente; y no te mentiré es extraño para mi que estoy acostumbrado a convivir con la muerte y no con la vida, yo que  decidí encerrar mis sentimientos en lo mas recóndito de mi alma para llevar a cabo las aberraciones que me ordenaban, estoy tratando de vivir otra vez – se acercó y se arrodilló frente a Dita tomando sus manos entre las suyas. – No tengas miedo…

Afrodita miraba las manos entrelazadas de ambos.

- Dime que nada va cambiar con el tiempo, promete que siempre nos amaremos con la intensidad de ahora, que el tiempo no nos afectará.

El italiano se levantó y se alejó un poco…

-Eso no puedo prometerlo Afrodita, porque simplemente no está en mis manos, puedo decirte que haré todo mi esfuerzo y pondré todo de mi para que lo nuestro siga igual, pero no puedo prometer algo que no se puede controlar.

-Entonces debo pedirte que te marches de mi casa, Death Mask. Lo nuestro termina aquí…- Dita no lo miraba, no podía, sus ojos estaban clavados en el piso.

- ¿¡Que, estás loco?! – Angelo sintió un pinchazo en el corazón, y dolía, dolía mucho y eso lo hacía enojar – ¡Si estás haciendo esto para que te ruegue y satisfacer tu ego, te equivocaste de persona!

- No quiero que me ruegues… - El cabello de Afrodita le cubría el rostro, lo cual agradecía, así Angelo no podría ver las lágrimas que rodaban por sus mejillas – Solo vete y de corazón espero que tengas una buena vida…

Mask estaba fuera de si, tomo un pequeño adorno de cristal que había en la mesa de centro y lo aventó con fuerza contra la pared haciéndolo añicos. Respiraba agitadamente y se paseaba de un lado para otro, no podía creer que Afrodita fuera tan inseguro, no entendía que después de todo lo que habían vivido juntos terminaran así como así.

-¿Esa es tu última palabra? – DM hablaba con voz ahogada, la rabia que sentía se estaba convirtiendo en desilusión. El sueco sólo asintió con la cabeza – Bien, al rato enviaré a alguien a recoja mis cosas, no tengo nada que hacer aquí ya… No puedo estar al lado de alguien que huye por temor en lugar de luchar por amor…

No esperó respuesta por parte de su ahora ex novio, se dio media vuelta y salió del templo de Piscis. Bajó las escaleras en dirección a su templo, aumentando cada vez mas la velocidad, si se topó con alguien en el trayecto no se dio cuenta, y no se detuvo hasta encerrarse en su habitación, la cual destrozó al descargar su frustración, y su dolor.

Evitaron encontrarse durante semanas y si por casualidad se topaban en algún entrenamiento, o reunión se saludaban cordialmente pero se mantenían alejados uno del otro.
Todos en el Santuario estaban impactados por la noticia, pensaban que pronto llegaría la acostumbrada reconciliación pero pasaron los meses y esta nunca llegó.

Después de 6 meses, para sorpresa de Angelo, Afrodita se acercó a él ofreciéndole ser amigos, al principio DM se negó rotundamente, hasta fue grosero con su ex novio y algo cruel. Pero el amor puede mas que el orgullo y después de un tiempo aceptó, por lo menos así estaría cerca de la persona que más amaba.

Parecía una buena alternativa, al principio, hacían cosas propias de amigos, se reunían para charlar, para pasear de vez en cuando, pero el corazón del cangrejo no soportaba tener a Dita cerca y no poder besarlo, decirle cuanto lo amaba y cuando le hacía falta; así que armándose de valor, en mas de una ocasión le propuso al bello sueco que intentaran de nuevo ser una pareja, pero Afrodita siempre cortaba la conversación y no le permitía hablar y expresar sus sentimientos, y siempre le dio la misma respuesta:

- No…


Death Mask no podía seguir viviendo de esa manera, así que tomó la decisión de darle a Afrodita una última oportunidad de reconsiderar y enfrentarse a sus  miedos y salvar el amor que sabía ambos sentían.
Escribió una carta en donde volcó todo lo que su corazón sentía, no se guardó nada. La metió en un sobre color arena, y  la rotuló: Para mi Belleza.

Subió hasta la casa de Capricornio, buscando a Shura.

-Amigo mío, ¿podrías entregarle esta carta a Afrodita cuando me haya ido?

Shura era el mejor amigo de Mask y de Dita; y le dolía profundamente la situación que atravesaban los dos.

Death Mask sufría intensamente, pero jamás lo diría, ni permitiría que los demás se dieran cuenta, ante todos había vuelto a ser el sínico, sarcástico caballero dorado de Cancer, que ya había superado el fin de su relación con Piscis.

Y Afrodita también la estaba pasando muy mal, pero prefirió sumergirse en el silencio, pasando el tiempo con sus adoradas rosas.

- ¿Estás seguro de lo que vas hacer? – El español miraba con seriedad a Mask

- Si, si no obtengo una respuesta, jamás volveré…

-Quisiera ayudarlos, si supiera como hacerlo entender… Si fuera por mi te juro que haría lo necesario para que todo resultara bien para los dos. Desearía tener un poder para con solo mover mi mano convertir sus anhelos en realidad…

-Eres un gran amigo Shura,…

Ambos caballeros se dieron un fraternal abrazo, y Mask se despidió sin volver su mirada atrás. Iría a hablar con Shion, a explicarle que estaría fuera por un tiempo, y que si decidía no volver, enviaría su renuncia como Caballero junto con su armadura.

Justo a la media noche, Angelo, llegaba a Sicilia, allí su destino se definiría.


Mientras tanto Afrodita regresaba al Santuario, había pasado el día entero en Atenas, tratando de distraerse, realizando algunas compras para luego quedarse a cenar en la zona turística de la ciudad, pero nada en el día había sido satisfactorio. Desde medio día había empezado a sentir una extraña opresión en el pecho, que no lo dejaba tranquilo.

Cansado subía despacio los escalones hasta que llegó a Cancer, iba a pasar de largo, pero algo lo hizo voltear, no había luz en las estancias privadas de Angelo, y todo estaba muy silencioso. Raro pues lo guardias le habían informado que él era el único caballero que había salido ese día.

-¿¡Mask…?! – Al no obtener respuesta dejó las bolsas con las compras que había realizado en el suelo y fue en busca de su ex novio.

Sus ojos se abrieron como platos y soltó una leve expresión de asombro al descubrir que  todos los objetos personales de Angelo no estaban, ni tampoco su dueño.

Olvidando todas sus cosas en le templo de Cancer, subió corriendo las escaleras a toda velocidad, iría las estancias del Patriarca, seguro él sabía que había ocurrido, pero al llegar a su propio templo, se encontró con Shura, quien estaba sentado en la entrada esperándolo.

-¡Shura! – al verlo ahí pensó lo peor – ¡¿Que sucedió , en donde está Angelo!? Su templo está vacío y …

-Tranquilo Afro, DM está bien – el español miró a los ojos a Dita y tomando su mano derecha, le colocó la carta de Mask. – Me pidió que te entregara esto.

Afrodita lo miró confundido, pero Shura no dijo nada más, comenzó a descender hasta su templo y sin detenerse y con voz potente habló mientras se perdía de vista.

-No seas egoísta Afrodita, piensa en lo que sienten los demás, y escucha a tu corazón…

Ya en su templo, el bello peliceleste miraba el sobre que había puesto sobre su mesita de noche.

Para mi Belleza…

Moría de curiosidad por saber lo que contenía la carta, pero no la abrió, se puso su pijama y se durmió, seguramente a la mañana siguiente DM estaría de regreso y le explicaría todo.

El siguiente día vino y se fue; y Death Mask no regresó.

Cuando se lo proponía Afrodita podía ser la persona mas testaruda del universo , pese a que nadie supo decirle sobre el paradero de Mask, ni siquiera Shura o Shion, no abrió el sobre.

Llegó el segundo día y Dita bajó corriendo hasta el templo de Cancer, con la esperanza de ver a su adorado cangrejo ahí, como si nunca se hubiera ido. Pero nada, seguía vacio y cuando entró hasta el dormitorio de Angelo, solo el eco de sus pasos le hacían compañía. Se sentó en el suelo recargado contra la pared.

- ¿Como es posible que hayas desaparecido, así como así…? Con este ya son 2 días y nadie sabe en donde estás…

Se llevó las manos a la cabeza, respiró hondo y siguió dialogando, como si DM estuviera allí.

- Debí haberte escuchado, darte… no, darnos una oportunidad. Debí ser valiente….

Pasó todo el día allí sentado, hasta que osscureció, con lentitud y algo adormilado se levantó, sacudiéndose sus jeans y acomodándose la camisa tipo polo color malva que traía, y se dirigió a su templo. No quería hablar con nadie, así que ocultó su presencia.

Se tumbó en su cama mirando al techó, su mente comenzó a repasar cada instante que Angelo y él pasaron juntos, desde el momento que se conocieron, hasta el último día que salieron juntos a comer. Pasó toda la noche en vela, inmerso en sus recuerdos.

Los primeros rayos de sol aparecieron en el firmamento y Afrodita se quedó profundamente dormido.

De pronto despertó con un sobresalto, había estado soñando con Death Mask, y en el sueño el italiano moría. Con la respiración entrecortada, Dita se incorporó, miró hacía la mesita de noche, el sobre seguía ahí. Lo tomó entre sus manos y lo abrió con rapidez, sacó la carta y comenzó a leer.

 Belleza:
  
             Si tan solo pudieras percibir mis sentimientos por ti, si tan solo notaras lo que me muero por revelarte, los sueños de los que no puedo hablarte, no voy a negar que te necesito; lo entenderías todo si quisieras tratar.

              Todos mis secretos los descubrirías, mis anhelos llenarías, y entonces el silencio entre los dos se rompería y viviríamos nuestro amor.

               Si tan solo nos hubieras dado una oportunidad de luchar juntos por un futuro en común,  si hubieras descubierto como mi corazón lloraba camuflado por mi falsa sonrisa. Supongo que nunca lo notaste, y nunca encontré la forma de hacértelo saber. Lo que hubiera dado para que lo supieras…

                Si solo hubieras tenido valor, ya nos abríamos besado nuevamente, pero el tiempo se acaba, no puedo vivir así, ya no mas.

                Para cuando hayas recibido esta carta me abré ido del Santuario, y tendrás 3 días para decidirte, te estaré esperando en mi villa en Sicilia, hasta el atardecer del tercer día.

 Si no llegas sabré tu respuesta y me iré por el bien de los dos, jamás volveré y ni tú ni nadie volverán a saber de mi…

Por siempre te amaré…

Angelo, Death Mask


Afrodita apretaba la carta contra su pecho y un par de lágrimas recorrieron sus mejillas. ¿Que había hecho? Su egoísmo e inseguridad, había terminado con lo más preciado que había tenido en su vida y había lastimado a al único ser que lo había amado justo como él era y que se había adueñado de su alma y su corazón.

Miró el reloj y se dio cuenta que eran las 3:00 de la tarde, Angelo estaría hasta el atardecer en Sicilia y luego desaparecería.



El último atardecer, Angelo miraba con tristeza como el último rayo de sol había caído, y de su amado no había ni una señal. Sus ojos se humedecieron y una solitaria lágrima se escapó. 
Tomó su equipaje, una simple backpack para acampar con sus pertenencias mas queridas. 



Llevaba en la mano una carta que enviaría al Santuario, renunciando a su investidura y dándoles los detalles para llegar hasta la Villa para que recogieran la armadura dorada de Cancer.


Salió de la casa, el cielo aún estaba de color púrpura, un recuerdo de que apenas hacía unos minutos el sol se había ocultado. Respiro profundamente, no sabía adonde iría o lo que haría para sobrevivir, pero no importaba, lo único que quería era olvidar el pasado y sus desilusiones. Se volvió para cerrar la puerta con llave.

- Te he causado tanto dolor… Podrás perdonarme algún día…

La voz más hermosa del universo, se oyó a su espalda, dejó caer las llaves, y dándose vuelta corrió para encontrarse con el hombre más bello sobre la Tierra.

Afrodita corrió a su encuentro y se dieron un abrazo como si intentaran fundirse uno en el otro.

-Si tan solo pudieras saber lo mucho que te amo… - susurró Dita.

No hubo necesidad de mas palabras, se dieron un largo y profundo beso demostrándose cuanto se amaban.


FIN
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Notas finales del capítulo:

Si se preguntan como es que Afro llegó tan rápido a Sicilia, pues... ¿Se dieron cuenta que mencioné a Shion y que que estaba al tanto de la situación? Deduscan y ahí tienen la respuesta ^_~